Un futuro bajo en carbono

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Cumplir con la promesa del Acuerdo de París de 2015 sobre el cambio climático, acerca del objetivo de limitar el aumento de la temperatura media mundial de la superficie desde tiempos preindustriales a 2 grados Celsius, requerirá una dramática transición de los combustibles fósiles hacia fuentes de energía bajas en carbono. Para trazar esa transición, los tomadores de decisiones recurren rutinariamente a escenarios de energía, que utilizan modelos computacionales para proyectar cambios a la combinación de energía que se necesitarán para cumplir con las metas climáticas y ambientales.

Cumplir con la promesa del Acuerdo de París de 2015 sobre el cambio climático, acerca del objetivo de limitar el aumento de la temperatura media mundial de la superficie desde tiempos preindustriales a 2 grados Celsius, requerirá una dramática transición de los combustibles fósiles hacia fuentes de energía bajas en carbono. Para trazar esa transición, los tomadores de decisiones recurren rutinariamente a escenarios de energía, que utilizan modelos computacionales para proyectar cambios a la combinación de energía que se necesitarán para cumplir con las metas climáticas y ambientales. Estos modelos explican no sólo los desarrollos tecnológicos, económicos, demográficos, políticos e institucionales, sino también el alcance, el momento y la rigurosidad de las políticas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación del aire.

Los escenarios de energía impulsados ​​por modelos, proporcionan a los encargados de formular políticas e inversores, una poderosa herramienta de apoyo a las decisiones, pero no deben utilizarse como herramienta de toma de decisiones debido a varias limitaciones.

Así lo argumenta un nuevo estudio en la revista Energía y Medio Ambiente, por Sergey Paltsev, subdirector del Programa Conjunto del MIT sobre Ciencia y Política de Cambio Global y científico investigador senior tanto para el Programa Conjunto como para la Iniciativa de Energía del MIT. El estudio muestra que los escenarios globales de energía son útiles para evaluar los riesgos de formulación de políticas y de inversión asociados con diferentes vías de reducción de emisiones, pero tienden a sobrestimar el grado en que la demanda futura de energía se asemejará al pasado.

"Los escenarios energéticos pueden no proporcionar proyecciones exactas, pero son la mejor herramienta disponible para evaluar la magnitud de los desafíos que tenemos por delante", observa Paltsev en el estudio, una revisión única del valor y límites de los escenarios energéticos ampliamente utilizados que van desde “La Perspectiva Mundial de la Energía”, de la Agencia Internacional de Energía (AIE), a la Perspectiva Anual del Programa Conjunto de Alimentos, Agua, Energía y Clima (que utiliza el modelo de Proyección Económica y Análisis de Políticas del MIT), a un reciente informe de evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (AR5) presentando 392 escenarios energéticos alineados con la meta de estabilización climática de 2C.

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Crédito de la imagen: Leaflet via Wikimedia Commons