Desechos caninos contaminan nuestras aguas

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Los estadounidenses aman a sus perros, pero no siempre les encanta recoger sus desechos. Y eso es un problema. Las heces de los perros que quedan en el suelo se lavan con el curso del agua, a veces llevando bacterias, incluyendo cepas resistentes a los antibióticos, que pueden enfermar a las personas. Los científicos han desarrollado un nuevo test genético para averiguar qué tanto los perros están contribuyendo a este problema de salud, según un informe en la revista ACS Environmental Science & Technology.

Los estadounidenses aman a sus perros, pero no siempre les encanta recoger sus desechos. Y eso es un problema. Las heces de los perros que quedan en el suelo se lavan con el curso del agua, a veces llevando bacterias, incluyendo cepas resistentes a los antibióticos, que pueden enfermar a las personas. Los científicos han desarrollado un nuevo test genético para averiguar qué tanto los perros están contribuyendo a este problema de salud, según un informe en la revista ACS Environmental Science & Technology.

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Orin C. Shanks, Hyatt C. Green y sus colegas explican que nuestros cursos de agua son susceptibles a muchas fuentes de contaminación fecal, incluyendo filtraciones de aguas residuales y los excrementos de animales de granja y vida silvestre. La contaminación de las heces de perros es una preocupación, ya que puede albergar cepas resistentes a los antibióticos de E. coli y otras bacterias y parásitos que pueden infectar a los seres humanos, y hay casi 70 millones de perros domésticos en los EEUU. Los científicos han tenido pocas herramientas para determinar el grado en que los desechos de los perros están contribuyendo a los agentes patógenos en ríos, lagos y oleaje de la playa. Los métodos actuales buscan ciertos genes de bacterias intestinales que terminan en las heces de un perro. Sin embargo, esto no es infalible, la microbiota de los seres humanos y de los animales domésticos caninos que viven con ellos con frecuencia se superponen, por lo que el análisis es complicado. Así que el equipo de Shanks se dispuso a crear una prueba más específica.

Los investigadores desarrollaron un nuevo método de pruebas genéticas para detectar específicamente la contaminación fecal canina en agua. Identificaron 11 marcadores genéticos que eran comunes entre la mayoría de las muestras de perros, pero que está ausente en la de los humanos. Para determinar si su método funcionaría en el mundo real, se tomaron muestras de agua de lluvia de un jardín donde la gente suele caminar con sus perros. La técnica detecta con éxito algunos de los mismos marcadores que se habían identificado como evidencia de residuos caninos.

Lea más en  American Chemical Society.

Imagen de Perro vía Shutterstock