Una vez al día, una ola tan alta como el Empire State Building y tan ancha como cien millas se forma en las aguas entre Taiwán y las Filipinas y fluye a través del Mar del Sur de China, pero en la superficie, que apenas se nota.
Estas monstruosidades diarias se llaman "olas internas", ya que están por debajo de la superficie del océano y aunque los científicos han sabido de ellas desde hace años, no estaban muy seguros de lo importante que eran, porque nunca habían sido totalmente rastreadas desde que se forman hasta que desaparecen.
Pero un nuevo estudio, publicado esta semana en la Nature letter Research, documenta lo que ocurre con las ondas internas en el final de su viaje y describe su papel fundamental en el clima global. El proyecto internacional de investigación fue financiado por la Oficina de Investigación Naval y el Consejo Nacional de Ciencias de Taiwán.